SOBRE EL TRATAMIENTO CORRECTO DE LAS CONTRADICCIONES EN EL SENO DEL PUEBLO
El tema general que abordaré es el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo. Para facilitar su exposición, lo voy a presentar dividido en doce partes. En esta ocasión, me referiré también al problema de las contradicciones entre nosotros y el enemigo, pero centraré la atención en el examen de las contradicciones en el seno del pueblo.
I. DOS TIPOS DE CONTRADICCIONES DE
DIFERENTE CARACTER
Hoy nuestro país está más unido que nunca. El triunfo de la revolución democrático-burguesa y las victorias de la revolución socialista, así como los éxitos alcanzados en la construcción socialista, han cambiado rápidamente la fisonomía de la vieja China. Ante nuestra patria se abre un futuro aún más radiante. Pertenecen para siempre al pasado los días de división y caos en el país, tan odiados por el pueblo. Bajo la dirección de la clase obrera y del Partido Comunista, los seiscientos millones de seres de nuestro pueblo, unidos en apretado haz, están realizando la gran obra de la construcción socialista. La unificación de nuestro país, la unidad de nuestro pueblo y la de todas nuestras nacionalidades constituyen la garantía fundamental para la ineluctable ingenuidad, que no corresponde a la realidad objetiva. Existen ante nosotros dos tipos de contradicciones sociales: contradicciones entre nosotros y el enemigo y contradicciones en el seno del pueblo. Estos dos tipos de contradicciones son de naturaleza completamente distinta.
Para comprender correctamente estos dos tipos diferentes de contradicciones, se hace necesario, ante todo, precisar qué se entiende por "pueblo" y que por "enemigo". El concepto de "pueblo" tiene diferente contenido en diversos países y en distintos períodos de la historia de cada país. Tomemos, por ejemplo, el caso de China. Durante la Guerra de Resistencia contra el Japón, el pueblo lo integraban todas las clases, capas y grupos sociales que se oponían a la agresión japonesa, mientras que los imperialistas japoneses, los colaboracionistas chinos y los elementos projaponeses eran todos enemigos del pueblo. En el período de la Guerra de Liberación, los enemigos del pueblo eran los imperialistas norteamericanos y sus lacayos -- la burguesía burocrática y la clase terrateniente, así como los reaccionarios del Kuomintang que representaban a estas clases --; el pueblo lo constituían todas las clases, capas y grupos sociales que luchaban contra estos enemigos. En la etapa actual, período de edificación del socialismo, integran el pueblo todas las clases, capas y grupos sociales que aprueban y apoyan la causa de la construcción socialista y participan en ella, mientras que son enemigos del pueblo todas las fuerzas y grupos sociales que oponen resistencia a la revolución socialista y se muestran hostiles a la construcción socialista o la sabotean.