El gobierno uruguayo revocó el permiso de brindar servicios de televisión en el país a la empresa de origen mexicano Claro, subsidiaria de América Móvil, del multimillonario Carlos Slim, en una resolución difundida este domingo en Montevideo.
El presidente José Mujica resolvió revocar "por razones de ilegitimidad la resolución de la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones (URSEC), del 23 de octubre de 2008, que otorgó licencia de comunicaciones Clase D a FLIMAY S.A (Claro), para la prestación de Servicio de Televisión para Abonados", expresa la resolución fechada el 10 de mayo.
Claro -presente en 16 países de Latinoamérica- planeaba comenzar a operar el servicio en Uruguay en los próximos meses, luego de que un tribunal de contralor uruguayo confirmara el permiso otorgado por la URSEC.
Entre los motivos señalados por las autoridades como desencadenantes de la revocación del permiso se destaca que se desconoce la “identidad de los titulares” de Flimay S.A (Claro).
El desembarco de la multinacional en la pequeña industria de televisión paga de Uruguay fue fuertemente resistida por las empresas locales, que temían no poder competir con los precios manejados por la gigante de las telecomunicaciones.
El gerente general de Claro Uruguay, Horacio Alavarellos, dijo a El Observador "que el Tribunal de lo Contencioso haya llegado a una resolución, habilita a la empresa a realizar juicios por daños y perjuicios de 2008 hasta ahora".
En Uruguay, Claro ocupa el 16% del mercado, con unos 800.000 servicios de telefonía móvil, según datos oficiales a diciembre de 2012.
La estatal uruguaya de telecomunicaciones Antel lidera el mercado con 2,34 millones de móviles, lo que representa un 47% del mercado, mientras que Movistar ocupa la segunda posición, con el 37%.
América Móvil -cuyo propietario Carlos Slim tiene una fortuna calculada en 73.000 millones de dólares- cuenta con unos 260 millones de suscriptores en líneas de celulares en América Latina.
Con esta medida tomada en el país del mate, se fortalece el ambiente en la región para prevenir la incursión de grandes compañías invadidas por la poca credibilidad respecto a la calidad en su gestión.