Tomado de Revista Sin Permiso
Por: Tom Hayden
El apoyo abrumador de los votantes de la ciudad de Nueva York a Bill de Blasio como alcalde es el último signo del cambio hacia una nueva izquierda popular en América. De Blasio ha conseguido este inesperado apoyo gracias a una campaña en la que ha abordado temas que los especialistas creían demasiado polarizante como para que su programa político tuviese éxito. (Para conocer la reacción de la derecha republicana tras la victoria de De Blasio, ver http://www.westernjournalism.com/meet-new-york-citys-marxist-power-couple/, NdT)
Uno de estos temas es la promesa de De Blasio de corregir las desigualdades que hacen de Nueva York una "historia de dos ciudades" desigualdades entre los neoyorquinos, un tema introducido en el discurso dominante en 2011 por el movimiento Occupy Wall Street. El otro es el compromiso de De Blasio de poner fin a la práctica policial de “parar y registrar” dirigidas contra los jóvenes de color: una agresiva táctica apoyada por la mayoría de los votantes blancos y abrumadoramente criticada por los afroamericanos, los latinos y los votantes estadounidenses de origen asiático.
A pesar de su mayoría electoral demócrata, Nueva York ha sido el bastión político del alcalde plutócrata Michael Bloomberg y, antes de él, del abrasivo alcalde Rudolph Giuliani, cuya única preocupación era “la ley y el orden”. Ambos eran republicanos y tuvieron una proyección nacional e incluso mundial. Los demócratas han carecido de una voz progresista en el escenario nacional de la política estadounidense, que en otras ocasiones proporcionó la oficina del alcalde de Nueva York: ahora la tienen.
De Blasio tiene un mandato para la reforma económica y social respaldado por consejo municipal recién elegido de 51 miembros, el más progresista en años. Como Juan Gonzáles, del programa ¡Democracia Ahora! de Radio Pacífica, lo ha definido: "No recuerdo circunstancias como estas en las que tantos progresistas han sido elegidos a la vez."
Con la política estadounidense polarizada entre el centro de Obama y el emergente Tea Party, la única posibilidad para la izquierda es el espacio del federalismo estatal y local que sirve como "laboratorio de la reforma", parafraseando al ex juez Louis Brandeis.
Después de la Edad de Oro y la Gran Depresión de la década de 1920, el alcalde de Nueva York Fiorello LaGuardia (1934-1947) y legisladores como Robert Wagner establecieron los primeros pilares del New Deal antes de que se convirtiese en la plataforma nacional de los demócratas. Lucharon con éxito no sólo contra los banqueros de Wall Street, sino también contra una derecha americana virulenta y racista.
De Blasio tiene ahora la oportunidad también de cambiar el discurso político, las políticas y las prioridades de la nación en una dirección progresista; suponiendo que cumple con sus promesas de campaña.
Desde la crisis financiera de 2008, el gobierno federal ha aprobado la ley de reforma Dodd-Frank que esta plagada de agujeros legales y que ha sido incapaz de regular los billones de dólares flotantes del mercado de los derivados financieros. Los inversionistas de Wall Street han sido recompensado con creces desde entonces, mientras que los ingresos de la clase media se han estancado y el número de estadounidenses pobres ha alcanzado las cotas más altas en 50 años. Un informe de la semana pasada de la respetada American Community Survey señala: "Ninguna otra ciudad americana tiene tal desigualdad de ingresos entre ricos y pobres como Nueva York."
Uno de los primeros retos de De Blasio será convencer al gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, y a la legislatura estatal en Albany para que autoricen un aumento de los impuestos locales para financiar pre-guarderías para todos los niños en la ciudad de Nueva York. Cuomo y la mayoría de los expertos dicen que la propuesta de De Blasio es inviable, pero veteranos periodistas como Gonzáles no están tan seguros.
"Es difícil pero factible. No estoy seguro de que Albany sea capaz de resistir el mensaje de autogobierno de un nuevo alcalde con un fuerte mandato".
De Blasio tiene un presupuesto de 70.000 millones de dólares y poder directo sobre las políticas de re-zonificación, que en la época de Bloomberg sirvieron para regar de favores a una industria de bienes raíces empeñada en competir con Londres y Hong Kong, a expensas de los barrios populares de la ciudad de Nueva York. Una de las primeras pruebas a la que tendrá que hacer frente De Blasio será el proyecto de re-zonificación de Midtown East, que dejó inacabado Bloomberg, que pretende construir rascacielos tipo Empire State Building desde el East River hasta el centro. De Blasio quiere "reformar" la propuesta, a la que se oponen frontalmente los grupos y asociaciones de barrio, alegando que les dejaría a la sombra para siempre.
De Blasio también puede hacer frente a la desigualdad de ingresos mediante la firma de la ordenanza de salario digno que obligue en los contratos y licitaciones de la ciudad, o evitar que los promotores de Wall Street obtengan subvenciones fiscales especiales de la ciudad, como ocurrió con Bloomberg.
Cuando planteó por primera vez su oposición a la practica policial de “parar y registrar”, según Vincent Warren, del Centro de Derechos Constitucionales, comenzó a subir en las encuestas frente a otros contendientes en las primarias demócratas. La política de “parar y registrar”, una variante del acoso por su perfil racial a los jóvenes negros y latinos, es apoyada por los neoyorquinos blancos y abrumadora rechazada por las comunidades de color.
De Blasio y su mujer afroamericana tiene un hijo adolescente, llamado Dante, cuyo peinado afro llamó la atención del presidente Barack Obama. Cuando Dante repartió panfletos con su padre en las estaciones del metro fue inevitable que provocaran el recuerdo emocionado del adolescente Trayvon Martin, asesinado en Florida por su color, aunque rara vez se mencionó.
Nueva York bajo Giuliani puso en marcha la entonces popular política de encarcelar en masa a jóvenes que se parecían a Dante. De 2008 a 2012, la policía de Nueva York detuvo cerca de 2.9 millones de neoyorquinos, la mayoría de ellos jóvenes, alrededor del 85% negros o latinos. En promedio, el 88% de las personas detenidas eran completamente inocentes de cualquier delito o falta.
Cuando un tribunal federal de apelaciones suspendió la semana pasada una orden judicial que dictaba cambios concretos en las políticas del Departamento de Policía de Nueva York, De Blasio expresó su "profunda decepción" y se comprometió a avanzar en la reforma de la policía desde el primer día.
Cómo pueda hacerlo es procesalmente confuso por el momento, pero no hay duda de que otro elemento básico de la era Bloomberg puede ser arrojado al basurero de la historia.
¿Será De Blasio capaz de cumplir sus promesas? Después de todo, es un político más del Partido Demócrata y un profesional de la política que dirigió en su día la campaña centrista de Hillary Clinton para el Senado de los Estados Unidos.
Décadas atrás, estuvo profundamente involucrado en el Movimiento de Solidaridad con Nicaragua, que se oponía a la guerra ilegal de la Contra de Ronald Reagan. De Blasio parecía nervioso cuando este tema surgió al comienzo de la campaña, pero los republicanos no pudieron sacar provecho de ello.
Es tranquilizador que De Blasio tenga sus raíces en los movimientos sociales del pasado en lugar de los habituales curriculum que suelen preceder a una carrera política. Si ha vuelto de nuevo a sus raíces izquierdistas, ha sido gracias a la ira popular de los votantes. Una ira alentada por la creciente brecha entre ricos y pobres, además de la política de mano dura de la policia.
Los medios de comunicación reconocen en general que Occupy Wall Street "cambió el debate político" en Estados Unidos. De Blasio no representará al 99%, pero si a una mayoría más que suficiente. Y tendrá el megáfono más grande de todos los quieren que haya un cambio de discurso político en EE UU.
Tom Hayden (1939), veterana figura de la izquierda norteamericana, comenzó su actividad política con el movimiento por los derechos civiles en el Sur. Participó en la fundación de Students for a Democratic Society, una de las principales organizaciones de la Nueva Izquierda de los 60, de la que fue presidente en 1962 y 1963, periodo en el que redactó la célebre Declaración de Port Huron, importante documento sobre democracia participativa. Renombrado opositor a la guerra de Vietnam, en 1968 intervino de forma destacada en las manifestaciones que rodearon la Convención Nacional Demócrata en Chicago y fue detenido y juzgado como parte de los famosos “Siete de Chicago”. Parlamentario de la Asamblea del Estado de California entre 1982 y 1992 y senador del Estado de 1992 a 2000, es miembro del comité asesor de los Progressive Democrats of America, en el ala izquierda del Partido Demócrata.
Traducción para www.sinpermiso.info: Gustavo Buster