Por: Luis Daniel Terán* (1)
¿Cómo se llama el presidente de Panamá?Es una pregunta que más de un ciudadano colombiano no sabrá responder, siendo este un país que limita con el nuestro. Pero,¿qué pasaría en este momento si le haces esa misma pregunta cambiando el nombre del país por Venezuela o Ecuador?La respuesta sin duda no tendrá equívocos.¿Se han cuestionado por qué?¿Será que es casual que sepamos los nombres de algunos presidentes de manera mecánica y casualmente no sepamos lo de otros o es un acto que está determinado por otros factores, entre ellos el mediático?Este articulo está inspirado en el libro “Periodismo canalla” del analista de medios Pascual Serrano. Vamos con algunas reflexiones.
En Europa podemos encontrar una gran relación entre los medios y la política, ejemplo de ello es España, donde los partidos del establecimiento (Partido Popular y Partido Socialista) son tratados con una benevolencia que sorprende; cosa muy distinta cuando hablan del grupo político Podemos, el cual es tratado con una dureza y todo el tiempo andan buscando “noticias” para hacerle entender a la ciudadanía que posiblemente ellos son iguales a los que gobiernan. El segundo caso que uno puede ver es el Berlusconi, magnate italiano de medios y quien ha dirigido el país en más de una ocasión.Gran parte de su asenso como dirigente político está asociado a la forma como su grupo de medios fue resaltando su figura, hasta ser llevado a los más altos cargos del Estado, del cual se ha tenido que retirar por escándalos de todo tipo. En Estados Unidos encontramos el caso de la cadena FOX y su relación con el Partido Republicano, caso concreto que daría para escribir un artículo completo.
Otro caso emblemático es el de América Latina, los gobiernos de izquierda “casualmente” han tenido grandes confrontaciones con la prensa, los Kirchner con el diario Clarin y periodistas como Lanata, en Ecuador son conocidas las disputas del presidente Rafael Correa con los medios asociados a los empresarios de Guayaquil, en Bolivia Evo Morales ha luchado de manera abierta con los medios en su mayoría de Santa Cruz y el caso más emblemático, el de Venezuela, primero con Chávez y luego con su actual presidente Nicolás Maduro. Existe unas constante en estos grandes medios, la primera es que algunos están asociados a grandes familias que históricamente han sido muy cercanas a los partidos tradicionales, la segunda, que pertenecen a grupos empresariales que han dejado de percibir ganancias económicas con estos gobiernos y la última que existe una gran solidaridad internacional entre estos medios, una de las razones por las cuales tienen tanta resonancia regional estas disputas.
El debate que han planteado algunos gobierno sobre leyes de medios para su regulación–y un precepto básico es la responsabilidad comunicacional– ha sido respondido por estos medios como atentados en contra de la libertad de información.Cualquier gobierno que se atreve a exigir o confrontar los medios es tildado de manera inmediata de opresor, populista y enemigo de la libertad de expresión. El debate está abierto, pero decir que no hay libertad de expresión casi a diario en televisión, en periódicos y en la radio es por lo menos curioso.
Si se trata de crear enemigos a través de los medios podríamos poner dos ejemplos, CNN en español y NTN24cadenas internacionales que viven en función de criticar todo lo que hagan los gobiernos progresistas.Sus dispositivos de información definen cuáles Estados son más democráticos y cuáles son cuasi dictaduras, independientemente que tengan procesos electorales o no. Un ejemplo concreto es la forma como los medios trataron la victoria de Nicolás Maduro en el año 2013 en Venezuela, la cual fue por una diferencia de 224.000 votos.Pero en el año 2006 en México cuya población supera los 100 millones de habitantes Felipe Calderón ganó la presidencia por 244.000 votos.Mientras que en el primer caso los medios trataron la realidad como sociedad polarizada y una democracia frágil, en el segundo caso se argumentó que las democracias deben estar preparadas para los resultados en sus elecciones sean por1 voto o 1 millón. Sin duda el termómetro democrático lo definen ellos.
Finalmente no podíamos terminar sin mostrar el caso de Bogotá.Durante los cuatros años que estuvo al frente del gobierno Gustavo Petro fue atacado de manera inclemente por todos los medios (escritos, radiales y televisivos) bajo dos estrategias, la primera presentar una ciudad caótica, robos y muertes mientras estos índices bajaban, transporte masivo colapsado con un único responsable (el alcalde), cuestionar cualquier medida de gobierno independiente su naturaleza. La segunda estrategia fue sobre exponer la personalidad del alcalde: prepotente, populista e incitador de la lucha de clases fueron algunos de los calificativos más usados.
Vamos a los hechos: la alcaldía recuperó un servicio público como la recolección de basura y esto generó todo tipo de noticias, la más absurda, la transmisión en vivo y directo del recorrido de los nuevos camiones recolectores desde Cartagena hasta Bogotá por largas horas;el Plan de Ordenamiento Territorial que propuso la Administración pasada terminó mostrándose como un permiso para los prostíbulos;supuestamente la maquina tapa huecos empezó a funcionar a partir del 2016, antes de esta fecha solo fue un polémico contrato, y otros ejemplos como los constantes ataques a Canal Capital el cual fue tildado como centro de propaganda o titulares de la revista Semana que decían “no más balcón” donde palabras más palabras menos se le recomendaba a Petro aceptar su destitución de manera digna e irse de la política.
Todas estas noticias tuvieron una forma particular de ser presentadas. El ejemplo final fue el tratamiento que le dieron los medios a la campaña electoral del 2015, pues sin duda hubo una coordinación mediática para favorecer un candidato.Lo paradójico del asunto es que Bogotá fue expuesta a tales niveles de descrédito en los últimos años que lavarle la cara y mostrarla como un paraíso les ha quedado complicado en estos primeros meses de gobierno del nuevo alcalde.
Tres reflexiones finales; hoy los medios no solo muestran noticias, también generan opiniones de manera abierta y sin sonrojarse; tienen capacidad para determinar lo bueno y lo malo en la política y se ha vuelto un factor de credibilidad en la ciudadanía en general, que le ve, los lee y los escucha.La segunda, los movimientos alternativos que no son del agrado del establecimiento deben reinventarse la política comunicacional, usando las redes sociales, los canales de videos y todo lo que sirva para expresar ideas de manera agradable. Esta debe ser una de las respuestas a los traficantes de información.Y la tercera, recordarle a la ciudadanía que nada de lo que se dice en los medios es casual, pues como lo decía Malcom X “si no estás prevenido ante los medios de comunicación, te harán amar al opresor y odiar al oprimido”.
1) Politólogo Universidad Nacional de Colombia.