Sin embargo, al final son decisiones políticas desde las instituciones del poder, las que más inciden en el día a día y en el futuro de cada persona. Y “si no es ganando elecciones, entonces ¿cómo?"1, nos pregunta una compañera, Paola Salazar, estudiante de la Universidad de Antioquia, a quién apoyamos al Congreso de la República, hace un año. - Si no es tomando partido, ganando elecciones, y eventualmente, postulándonos nosotros mismos o formando nuevos grupos políticos, ¿entonces cómo?.
Los que nos esforzamos para cambiar el país debemos ir más allá de la esfera académica, profesional; más allá de lo gremial, de la movilización social, y pasar a la organización y movilización política, que puede realizarse de forma complementaria e integradora de todas las demás. Desde la política, aprovechar cada resquicio permitido por nuestro restringido sistema democrático, incluyendo las elecciones, en las que debemos tomar partido sin prejuicios, para fortalecer fuerzas verdaderamente democráticas y alternativas, que han de convertirse en opciones reales a ocupar la presidencia en los próximos años.
Esta es la vía que tenemos disponible, y que ya han venido transitando nuestros países hermanos, como lo señala la llegada de Rafael Correa a la presidencia de Ecuador, de los Kirchner en Argentina, de Lula en Brasil, de Mujica en Uruguay, etc; ¿quién duda de la importancia mundial que han tenido estos gobiernos y estos presidentes, no sólo para sus pueblos, sino para plantear al mundo nuevas agendas y nuevas formas de hacer las cosas, que de otra manera, sin estos gobiernos alternativos, nunca habrían salido del ámbito del salón de clase o de la asamblea de estudiantes?
Estos nuevos vientos que nacieron en América Latina, ya han llegado al sur de Europa, con Siryza en Grecia y Podemos en España, haciendo frente a las políticas de austeridad, y de allí ya viajan al corazón mismo del mundo globalizado, Reino Unido con el liderazgo del senador Corbyn y en EEUU con la candidatura presidencial del senador Sanders.
En Bogotá vamos a cumplir 12 años de gobiernos alternativos, que a pesar de tener poco margen de maniobra por las políticas neoliberales del gobierno nacional, a pesar de que no han logrado desmontar el entramado de relaciones privatizadoras y de corrupción que existen en las empresas del distrito, no cabe duda de que han sido gobiernos que se han atrevido a contradecir el discurso neoliberal, y han aumentado considerablemente la inversión social para el pueblo trabajador de Bogotá, principalmente en educación, en el mantenimiento de la red de hospitales públicos, en la reducción de tarifas de servicios públicos y del trasporte público, en inclusión de poblaciones vulnerables y marginadas...
Mientras en Bogotá y pese a la ley 100, se sostiene la red de hospitales públicos y se proyecta abrir de nuevo el San Juan de Dios, en el resto del país los hospitales públicos son cerrados. Mientras en Bogotá Gustavo Petro pone en discusión y en la política pública el problema del cambio climático y la justicia ambiental, el resto del país sufre los extremos del clima sin que el gobierno nacional haga nada. Mientras en el resto del país se privatiza, en Bogotá se crea un sistema mixto de recolección de basuras, donde entra una empresa pública, se reducen tarifas a los usuarios, se formaliza el empleo y se incluye en el negocio a la población recicladora.
Quién duda que es gracias a las fuerzas políticas alternativas y progresistas de Bogotá, que llegó a ser electo el gobierno de Santos para que pudiera ser posible el actual escenario de negociaciones en la Habana, donde parecen irreversibles ya unos acuerdos que harán que miles de hombres armados dejen de deambular por nuestras montañas. ¿Quién duda que esto tendrá un efecto positivo sobre la vida de millones de personas?
Las fuerzas políticas alternativas que han gobernado en Bogotá los últimos 12 años son quienes la tienen más clara sobre el futuro del país. Ninguno de los partidos tradicionales del poder representa nada nuevo o distinto del desastre económico, social y ambiental que devasta a Colombia. Estamos ante una coyuntura donde los votos decidirán si se le da continuidad a los últimos 12 años de gobiernos alternativos de Bogotá y si le abrimos la puertas de la presidencia de la república a un gobierno diferente, verdaderamente al servicio de los ciudadanos, o si de da marcha atrás.
Como ven, mi alternativa a la Alcaldía de Bogotá es Clara.
Y bueno, otra de las experiencias de estos 12 años es lo difícil que se gobierna con un Concejo que no ha estado a la altura. Aquí les dejo una propuesta: mi voto es para reelegir en el Concejo al progresista, ambientalista y animalista Yezid García, número 4 de la Alianza Verde. Puede usted hallar bastante sobre él en google; básteme a mi mencionar que Yezid García, siendo de un grupo político independiente de la administración, ha sido un Concejal a la altura de todos los debates, y el más consecuente con el programa de gobierno de la Bogotá Humana, ponente de muchas de sus iniciativas, y defensor de Gustavo Petro en los más difíciles momentos.
Muchas veces se quedó solo en sus posturas, sin siquiera el apoyo de los partidos alternativos, ni el Polo, ni de los Progresistas, ni de los Verdes, como por ejemplo, en el criterio de que las empresas privadas de aseo debieron devolver los camiones al distrito cuando terminó la concesión, que dio origen a la llamada crisis de las basuras. Asunto en que hoy le dan la razón las autoridades judiciales.
Es además un Concejal que hace parte de una organización seria y estudiosa, que piensa la política más allá de las elecciones, como lo es el Partido del Trabajo de Colombia, que es en sí mismo todo un proyecto de largo alcance para contribuir a la transformación democrática del país, y que hoy hace parte de la Alianza Verde.
Si has llegado hasta aquí, no queda más que agradecerte tu atención y la consideración de estas palabras que aquí escribo.
Adrian Sepúlveda
Octubre 2015
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