Tomado de Renovación Magisterial
A propósito de las alianzas para la conformación del frente único antifascista, para el caso de la Segunda Guerra Mundial, el más amplio y de mayor escala constituido en la historia, entre los trabajadores, sectores democráticos y burgueses NO fascistas, con sus respectivas expresiones políticas de izquierda, centro y derecha con el propósito de derrotar el tenebroso y poderoso enemigo, reproducimos apartes del prólogo escrito por Francisco Mosquera Sánchez para el libro José Stalin, la Gran Guerra Patria, Bogotá, Editorial Bandera Roja, traducido y acotado por Gabriel Iriarte. Bogotá, agosto de 1980.
Consejo Editorial
Renovación Magisterial
“ La división entre las dos facciones alrededor de las cuales se re alinderó la morralla capitalista, sus encontrados propósitos, el ascenso y la agresividad de la una, al lado de la decadencia y la indefensión de la otra, viabilizaron la alianza de la Unión Soviética con el contingente anglo - norteamericano. Ninguna gestión, por desprevenida y contemporizadora que fuese, obraría el milagro de morigerar las diferencias inter imperialistas. Al revés, éstas siguieron su curso normal, agudizándose a cada paso, hasta saldarse inexorablemente a cañonazos, por encima de los temblorosos pronunciamientos y las bobaliconas intrigas de la cuerda Washington-Londres-París. El zarpazo contra la seguridad del Estado socialista provenía incuestionablemente de parte de Alemania. Concertar la cooperación con los enemigos comunes del Eje, así encarnaran fuerzas de naturaleza expoliadora y colonialista pero inhabilitadas para hacer valer su iniciativa, respondía a una necesidad de legítima defensa que Stalin avizoró con bastante antelación e insistió en ella hasta satisfacerla.
Guiándose por aquellos principios leninistas básicos, Stalin propugna, en consonancia con las particularidades de la Segunda Guerra Mundial, la configuración, a la más amplia escala, del frente único antifascista. Si se consideran los múltiples aspectos de la situación, el cerco letal que atenazaba a la Unión Soviética, el apogeo del nazismo, el eclipse de los imperios europeos y la tendencia irresistible hacia la, autodeterminación de las colonias amenazadas ahora por el yugo de Alemania y sus compinches, se comprenderá, sin quemar mucho fósforo, que aquel frente absolvía el interrogante de cómo aprovechar las contradicciones interimperialistas en pro de la Gran Guerra Patria y de las guerras de liberación nacional de los pueblos sometidos. Ni hablar de que las masas asalariadas de todas las latitudes recibirían el más duro golpe con el derrumbamiento de la URSS. Los resultados están a la vista. No obstante la alta cuota de sangre, la Unión Soviética sorteó la tormenta y arribó su nave a buen puerto. En Asia, medio millar de millones de chinos expulsaron fuera de sus fronteras a los japoneses y allanaron la senda hacia ¡a revolución de nueva democracia. Otro tanto les acontece a los vietnamitas y coreanos. En Europa la táctica aplicada permite desgajar, del podrido tronco derribado, a Yugoslavia, Albania, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria y Alemania Oriental. Al inicio de los años cuarentas subsistía una sola república bajo la conducción obrera; después del cataclismo y de entre los escombros brotaría el campo socialista.
Al calificar de "agresores" a los alemanes y cía. y de "no agresores" a los ingleses y cía., Stalin, además de proferir un diagnóstico exacto de los gobiernos burgueses de aquel período, demostró un empleo sesudo, dialéctico, no dogmático, del marxismo-leninismo, el cual proporciona los basamentos generales para el análisis de las cosas, pero, desde luego, no profetiza las formas que éstas adoptan, ni la relevancia de tal o cual tópico dentro del, conglomerado, ni las incidencias del infinito número de casualidades que en el discurrir histórico operan en uno u otro sentido.”