DECLARACIÓN DEL PTC
El país celebra el trascendental avance hacia la finalización del conflicto armado
El pasado 23 de junio la Colombia democrática recibió con enorme alegría y esperanza la noticia del acuerdo Gobierno-Farc sobre el cese bilateral y definitivo del fuego. El Partido del Trabajo de Colombia, integrante de Alianza Verde, se une a tales manifestaciones y las comparte plenamente. No es para menos. Con el acuerdo, puede decirse -no obstante que aún falta definir si habrá acuerdo con el ELN- que comienza el período final del conflicto armado colombiano, el del desarme de la mayor de las agrupaciones guerrilleras del país. Lo cual nos acercará extraordinariamente a la terminación de más de medio siglo de contienda armada plagada de luto, dolor y sobresaltos.
No en vano los centenares de miles de muertos, los millones de desplazados y los casi cincuenta mil desaparecidos se perciben hoy como magna tragedia nacional y el conflicto que los genera como el más grande obstáculo atravesado en la ruta del progreso y el mejor vivir. Sin duda que el acuerdo firmado en La Habana nos aproxima, como nunca antes, a la solución de la necesidad mayor de Colombia: la pura y simple paz.
El proceso de negociaciones llegó a un punto prácticamente irreversible. Logrados los acuerdos sobre el agro, el narcotráfico, las víctimas, la participación política, la justicia de transición, el mecanismo de validación constitucional y el refrendatorio, el cese bilateral y definitivo del fuego, faltando aspectos relativos a la concreción de las zonas de concentración de las Farc, queda en general terminada la cadena de condiciones previas, la antesala de la realización de los hechos fundamentales y culminantes del proceso: el desarme, la verificación de la ONU, el plebiscito refrendatorio y obviamente el cumplimiento de los acuerdos de paz en el posconflicto.
Amén de que carecería de sentido haber llegado al cese bilateral y definitivo del fuego para luego abandonar el proceso, el costo político para la agrupación guerrillera de devolverse o negarse a culminar la ruta recorrida con su corolario lógico, el desarme, sería demasiado grande. Así, tanto los logros del proceso de negociaciones como el sentido común, indican que hay mucha verdad en el aserto de que estas ya alcanzaron el punto de no retorno.
Cabe agregar que después de la fugaz apariencia de que guardaría prudente silencio, la declaración del expresidente Álvaro Uribe, jefe del Centro Democrático, reiterando su desacuerdo con las negociaciones de paz de La Habana, descartó con soberbia cualquier posibilidad de avenimiento con el gobierno respecto del proceso de paz. Quedó abierto así todo un margen de posibilidades de que sobrevengan acciones de toda índole de grupos ilegales contrarios a las negociaciones de La Habana, dirigidas abiertamente a sabotear la concreción final de los acuerdos de paz. Más que nunca, los colombianos amantes de la paz y la democracia hemos de cerrar filas en torno al proceso de paz y en defensa de sus acuerdos.
Bogotá, 26 de junio de 2016
Partido del Trabajo de Colombia
Comité Ejecutivo Central
Integrante de Alianza Verde
Yezid García
Secretario General (e)